Este es sin duda un libro álbum
que engancha de principio a fin, en él se nos presenta a Enrique, un pequeño devorador de
libros que disfruta engullendo uno tras otro, sean éstos de bromas,
historia, almanaques, novelas, diccionarios, entre otros.
A medida que Enrique va comiendo libros, va notando que se hace más
listo, y esto le encanta pues cree poder llegar a ser la persona más lista del
mundo, no obstante debido a la ingesta desmesurada de libros, Enrique comienza sentirse un tanto enfermo
y debe dejar de comerlos, sin embargo mientras está en su cuarto pensando
qué hacer al respecto, casi por accidente toma
del suelo un libro a medio comer y en vez de llevárselo a la boca, comienza a
leerlo, es así como descubre lo mucho que le gusta leer…
En lo personal considero que
es un libro bellísimo, rápido de “digerir”, muy dinámico, gracias
a la composición de las páginas. Me gusta muchísimo, la mezcla de técnicas y
materiales de las que se vale Jeffers para plasmar el desarrollo de la trama y
el juego con el lector, de
hecho aprovecho de comentar que cuando lo tuve en mis manos no pude evitar
notar el mordisco de la contratapa y eso me llevó a la advertencia que viene incluida:
“Por favor NO intente comerse este libro en casa”. Lo cual genera un
nexo inmediato con el libro, pues es complicidad y atención lo que persigue el
autor-ilustrador, ya que nos va otorgando detalles para fijarnos en las ilustraciones
y ser capaces de despejar la incógnita respecto de quién pudo haber dado el mordisco.
Una
apuesta estética muy bién lograda, sencillo, divertido y muy sugerente para
todos quienes deseen disfrutar de la lectura.
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