Sólo me bastó ver la portada,
para que mi identidad sonora hiciera lo suyo, y a medida que me disponía a leerlo,
recordé a mi papá tarareándola (mirándonos a mi y a mi hermana mayor) y dando
vuelta el cassete de Atahualpa Yupanqui, mientras viajábamos en el auto a
Santiago. Entonces… supe que sería de
los imprescindibles en mis lecturas. “Duerme negrito” es un libro álbum basado
en una conocida canción de cuna latinoamericana, es un libro tremendamente
dulzón, cuyas ilustraciones cuidan cada mínimo detalle y se apropian de la trama
dejando un tanto de lado el texto, lo cual es un guiño a la doble codificación
en la literatura. Como bién menciona
Silva-Díaz (2005) se presenta un juego entre cada estrofa y su ilustración, así
como también una simultaneidad, en la medida que vemos a la madre con su hijo
en brazos, cantándole esta canción de cuna.
A mi, me encanta porque transmite
una sensación de cobijo e intimidad muy pujante en un contexto de maternal
naturaleza, “Duerme negrito” es una sugerente apuesta para relacionar a los niños con la asombrosa potencia de
la lectura, y es también un bello pretexto amoroso para leerles antes que se
duerman.
*Yo, ya se lo regalé a Julián, mi sobrino que apenas
lleva un mes asomado a este mundo y fue bellísimo ver a mi hermana leerle (tararearle) mientras lo sostenía entre sus brazos.
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